domingo, 26 de junio de 2011

Situación senitmental: Comprometido


Para el Concilio Vaticano II (es el último que ha habido), los laicos son «los fieles cristianos que, por estar incorporados a Cristo mediante el bautismo, constituidos en Pueblo de Dios y hechos partícipes a su manera de la función sacerdotal, profética y real de Cristo, ejercen, en la parte que les toca, la misión de todo el pueblo cristiano en la Iglesia y en el mundo» y cooperan a la edificación del Cuerpo de Cristo. Explicando:
 • Sacerdote: es el que ofrece e intercede, da culto a Dios según los ritos aprobados por la Iglesia, y según su propia forma de vida espiritual (conforme con la doctrina de la Iglesia).
Profeta: Son los testigos del Señor en medio de la vida ordinaria. Evangelizan por el testimonio de la vida y de la palabra tanto a los no creyentes como a los fieles, anuncian y denuncian.
Rey: son reyes de su propia vida porque con la propia renuncia y una vida santa vencen al pecado; son reyes en el servicio a los demás a ejemplo de Jesucristo y, por último, pueden estar llamados a colaborar con los pastores en el servicio de la comunidad eclesial ejerciendo diversos ministerios.
Su iniciativa ayuda a descubrir e idear los medios para que las exigencias de la doctrina y de la vida cristiana impregnen todas las realidades humanas. Por ellos la Iglesia es el principio vital de la sociedad. No sólo pertenecen a la Iglesia, sino que son la Iglesia: la comunidad de los fieles sobre la tierra bajo la guía del jefe común, el Papa, y de los obispos en comunión con él. Están llamados y preparados para producir siempre los frutos más abundantes del Espíritu: todo lo que ellos realicen en Él se convierte en sacrificio espiritual agradable a Dios por Jesucristo, siendo ofrecidos al Padre en la celebración de la Eucaristía. Por eso son los adoradores que en todas partes llevan una conducta santa y consagran el mundo mismo a Dios.

¿Qué hace un laico?
Su misión es iluminar y organizar los asuntos temporales de tal manera que se realicen continuamente según el espíritu de Cristo y se desarrollen y sean para la gloria del Creador y del Redentor. Intervienen directamente en la actividad política y en la organización de la vida social por propia iniciativa a través de muchas vías concretas atendiendo siempre al bien común, al Evangelio y a la enseñanza de la Iglesia.
Se encargan también del apostolado gracias a que han sido bautizados y confirmados y por eso tienen la obligación y el derecho de trabajar para que el mensaje de salvación sea conocido y recibido por todos los hombres y en toda la tierra; esta obligación es tanto más apremiante cuando sólo por medio de ellos los demás hombres pueden oír el Evangelio y conocer a Cristo. Por eso deben esforzarse, según su condición, por llevar una vida santa y promover el incremento de la Iglesia y su continua santificación.

Laico comprometido, ¿con quién?
De acuerdo con el diccionario, compromiso es una “obligación contraída, palabra dada”. ¿Quiere decir que el laico comprometido es el que ha contraído obligaciones y ha empeñado su palabra? Sí. Pero esto debe entenderse correctamente para no caer en fanatismos o exageraciones.
El primer compromiso que adquiere no sólo el laico, sino cualquier bautizado, es precisamente en el bautismo. A través de nuestros padres y padrinos, profesamos la fe en Cristo y renunciamos al pecado, comprometiéndonos a llevar una vida de santidad. Al recibir la confirmación, nos adherimos firmemente a la doctrina cristiana y, por la asistencia del Espíritu Santo, comenzamos a llevar una vida de santidad. Cada vez que comulgamos el Cuerpo de Cristo, nuestro deseo es unirnos más profundamente a Él, para ser verdaderos cristianos, es decir, imitadores de Cristo.
Desde este punto de vista, mismo que brota de documentos de la Iglesia, el primer compromiso del laico es la búsqueda seria de la santidad en la vida ordinaria. Esta exigencia se traduce en un esfuerzo constante por vivir las virtudes y los dones del Espíritu, en especial es vivir el mandamiento nuevo del amor hacia todas las personas. No podemos hablar de un laico verdaderamente comprometido que no viva el mandamiento nuevo del amor.
Junto con el compromiso de la búsqueda de la santidad está el compromiso a la evangelización del mundo, misma que comienza en la propia familia. No se puede realizar una evangelización verdadera que no esté animada por la vida de oración ni por la vida de testimonio. No se trata de pararse a gritar en medio de la Plaza Patria que Dios está vivo y que nos ama, sino de enseñarlo con la propia vida. El testimonio es un factor importante en la evangelización, la cual debe realizarse en el ambiente en donde nos desenvolvamos. No se necesita ir a lejanos lugares para evangelizar: veamos que nuestra sociedad necesita que le mostremos con nuestra alegría diaria que Dios está vivo y que nos ama.
En el caso de los laicos casados, su segundo compromiso es el de los deberes matrimoniales y familiares. Un laico que se desentienda de la situación de su familia o que anteponga otros intereses a sus deberes familiares no está verdaderamente comprometido. De entre los deberes matrimoniales destacan el amor mutuo, la comprensión, el apoyo y la cooperación entre los esposos; entre los deberes familiares encontramos la educación de los hijos (entendida como labor de dos personas y no sólo de una) y la convivencia familiar.
También se puede adquirir un compromiso con la Iglesia de participar activamente en grupos, movimientos y asociaciones eclesiales, siempre y cuando no nos distraigamos de nuestras actividades y deberes diarios. No olvidemos que nuestro primer compromiso es el bautismo y el segundo el matrimonio. No se vale descuidarlos por estar metidos todo el día en la Iglesia. El “mejor” laico comprometido no siempre es el que se la pasa metido en el templo todo el día y es miembro de la mitad de los movimientos parroquiales, sino el que le dedica con calidad su tiempo a Dios y ayuda, por su misterio, para que los demás se acerquen a Él.
Hacer muchas cosas pero sin amor, sin oración y sin testimonio no es ser un laico cristiano comprometido, es ser un multiusos. El laico jamás debe olvidar que los ministerios que pudiese desarrollar sólo son para mayor gloria de Dios y bien de la Iglesia.

0 comentarios:

Publicar un comentario