domingo, 19 de junio de 2011

Vivo por Ella




La Iglesia, en sus cuatro primeros siglos de vida, fue muy perseguida por los emperadores romanos. Hacia el siglo IV, en la casa de un cristiano llamado Emérito, que vivía en África, fue descubierta una comunidad de cristianos mientras celebraban la Misa. Cuando el juez le preguntó a Emérito si sabía que celebrar la Misa era un delito grave, él dijo: “Nos pueden quitar el ganado, las cosas, el dinero, pero la Eucaristía no porque sin la Eucaristía no podemos seguir”.
Cuando Jesús instituyó la Eucaristía, lo hizo en un momento muy concreto: en la Cena de la Pascua de los judíos (Lc 22,7.14-20). Jesús era judío y, como tal, celebró también la pascua judía, lo que para Él sería la última Pascua. Si queremos entender la institución de la Eucaristía debemos pensar en la pascua judía:
“Llegó el día de la fiesta de los panes sin levadura en que debía sacrificarse el cordero de la Pascua […]. Y habiendo tomado una copa, después de haber dado gracias, dijo: Tomen esto y repártanlo entre ustedes; porque les digo que de ahora en adelante no beberé del fruto de la vid, hasta que venga el reino de Dios. Y habiendo tomado pan, después de haber dado gracias, lo partió, y les dio, diciendo: Esto es mi cuerpo que por ustedes es dado; hagan esto en memoria de mí. De la misma manera tomó la copa después de haber cenado, diciendo: Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre, que es derramada por ustedes.” (Lc 22,7.14-20).
El ritual de la Pascua judía es seguido por Jesús hasta cierto punto: una copa de acción de gracias (Lc 22,17), y la fracción del pan, pero no se queda ahí: lo que sigue ya no es la pascua judía, sino la Pascua Cristiana: “diciendo: esto es mi cuerpo que por ustedes es dado”. De esta manera, el que se creía que era pan ya no es pan, sino el Cuerpo de Jesús.
 La tercera de las copas era llamada “copa de bendición” porque en ella se alababa y bendecía a Yahvé y se rezaban los salmos. En ella (Lc 22,20) dice Jesús: “Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre, que es derramada por ustedes” (el arameo no posee términos universales como “todos”), de esta manera, la sangre de Cristo derramada en la Cruz será la nueva copa de alabanza y bendición al Padre. Ya no ha vino en la copa, sino la Sangre de Jesús.
Hay que recordar que el Evangelio de Lucas fue escrito entre los años 70 y 75. El testimonio más antiguo de la institución de la Eucaristía nos lo relata san Pablo en la Primera Carta a los Corintios (escrita hacia el año 54, 1Co 11,23-25).
Hay un punto importante: dice Jesús “hagan esto en memoria de mí” (Lc 22,19; 1Co 11,24-25). Memoria, según el diccionario es: “el recuerdo que se hace o aviso que se da de algo pasado, la exposición de hechos, datos o motivos referentes a determinado asunto.”
Siguiendo esa idea, cuando Jesús dice “hagan esto en memoria o conmemoración mía” entonces, ¿Significa que es sólo un recuerdo, una exposición de hechos?
La Iglesia afirma que en la Eucaristía está presente sacramentalmente Jesús y que cada vez que se celebra la Eucaristía, con las palabras de la consagración se hace presente. No se trata de la memoria que no es actual, no es un recuerdo de algo que sucedió, sino es lo que en hebreo se llama “zikkaron” (memorial). Hay que recordar que esta cena esta en el contexto judío y por eso no podemos entenderlo a nuestro modo sino al suyo.
Zikkaron evoca, trae al recuerdo los hechos salvíficos de Dios y los hace presentes en esta nueva circunstancia, los hace actuales. La pascua judía era el memorial que actualizaba la salvación que Dios obró en Egipto y no sólo el simple recuerdo.
En la época de Jesús, se llevaba al Templo el cordero que iba a ser cenado en la Pascua para que pudiera ser sacrificado. De esta manera, cada familia podría celebrar realmente la cena pascual con un cordero sacrificado a Dios. ¿Qué tiene que ver esto con la Eucaristía? Mucho, pues quiere decir que Jesús, al instituir su nueva Pascua, decidió también “anticipar” de manera incruenta (es decir, sin derramar sangre) su sacrifico en la Cruz: “Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre, que es derramada por vosotros”, al comer del Cuerpo y la Sangre del Señor estamos participando nuevamente, tanto de la Última Cena como de la Muerte de Jesús en el Calvario y de su Resurrección gloriosa, en pocas palabras, repetimos los actos que nos salvaron.
La orden “hagan esto en memoria de mí” nos hace actual el sacrificio pero no lo “repite” en cuanto a que no es un nuevo sacrificio, no quiere decir que Cristo sube a la Cruz y muere cada vez que se celebra una Misa, sino que se ofrece la misma víctima (no es otro Cristo sino el mismo) del Único Sacrificio, del cual se nos permite participar HOY gracias al ministerio sacerdotal.
La Eucaristía tiene como finalidad redimir el mundo. En la Eucaristía no somos “espectadores” del sacrificio de Cristo, no sólo vemos, sino que también, junto con el sacerdote (que tiene un papel principal pero no único) celebramos la Eucaristía, la hacemos vida, la hacemos nuestra: “Oren hermanos para que este sacrifico mío y de ustedes sea agradable a Dios Padre Todopoderoso”.
La Misa se nos hace aburrida y tediosa cuando no somos conscientes de que allí redimimos junto con Cristo al mundo. Por eso debemos llevar a Ella nuestros sacrificios, nuestras alegrías, todo lo que somos nosotros (dice el canto: “te ofrecemos, Padre Eterno gran Señor,... y con ellas nuestras vidas y todo lo que somos”), para poder ofrecerlos al Padre junto con Cristo y así también redimir al mundo.
Por eso, Emérito decía que sin la Eucaristía no podían vivir, sin Ella era difícil continuar: en Ella se nos da el Cuerpo y la Sangre del Señor, se nos redime y nos da la posibilidad de redimir al mundo. Este próximo jueves, que es de Corpus Christi, la fiesta del Cuerpo y Sangre de Jesús, revaloremos este Sacramento y, en la Misa, hagamos que también nosotros, vivamos sólo por Ella (la Eucaristía).

2 comentarios:

  1. Intento vivir la misa de la mejor manera posible.
    Este fin de semana sera la procesión del Corphus (debiese ser el jueves, pero por comodidad sera el domingo.

    Siempre interesante Toño.

    Saludos

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  2. En algunos lugares, como dices, la procesión se hace en domingo, pues es cuando mayor número de personas pueden asistir

    Gracias Manuel

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