Fray Junípero Serra (Misión de Tancoyol) |
El beato (en unos meses más será declarado
santo) Fray Junípero Serra fue un religioso franciscano que emprendió la ardua
tarea de evangelizar una buena parte del Virreinato de la Nueva España.
Nació en España, en la isla de Mallorca, y fue
bautizado con el nombre de Miguel José. Profesó con los franciscanos y destacó
como profesor de teología en la Universidad de Palma. Sn embargo, sintió el
llamado misionero y partió para la Nueva España en 1749.Al llegar al puerto de
Veracruz, decide hacer el trayecto a la ciudad de México a pie (446 km) y llega
al Colegio Misionero de san Fernando.
A lo largo de la historia, numerosos grupos
seminómadas poblaron la región central de México, llamados genéricamente
chichimecas, quienes se opusieron a la conquista armada por parte de los
españoles, de forma que en 1550 comenzó la llamada Guerra Chichimeca, misma que
duró casi 50 años, sin que la Corona Española pudiera lograr su objetivo.
Sin embargo, comenzó un paulatino proceso de
mestizaje y asimilación que llevó a los indios a refugiarse en la zona conocida
como la Sierra Gorda, en el norte del estado mexicano de Querétaro. A pesar del
envío de misioneros franciscanos, agustinos y dominicos, la región no había
podido ser pacificada y cristianizada, por lo que entre 1742 y 1748, el capitán
José de Escandón, primer conde de la Sierra Gorda, emprendió una campaña de
exterminio y aniquilación que culminó con la batalla del Cerro de la Media
Luna, en la cual perdieron los chichimecas y fueron prácticamente exterminados.
Escandón solicitó que las misiones, que anteriormente estaban a cargo de los
agustinos, fueran transferidas a los franciscanos, y es aquí cuando fray
Junípero aparece.
En 1750 es enviado a la, para evangelizar a
los indios pame (de la rama de los indios otomíes) en 5 misiones que habían
sido establecidas ahí cinco años antes, pero que no habían podido rendir los
frutos deseados. Con la compañía de Fray Francisco Palou, hace los 150
kilómetros a pie desde la ciudad de México hasta su destino.
Fray Junípero tenía un panorama adverso: la
reciente campaña de exterminio, lo inhóspito de la región, el estar sometido a
Escandón (pues el virrey le había dado al conde, en 1744, la autoridad para
fundar misiones, remover misioneros, etc.) y la oposición de los indios a la
evangelización. No obstante lo anterior, durante los 9 años que duró en las
misiones, transformó su entorno, llegando a reunir a unos 3500 indios. Aprendió
la lengua propia de ellos, perfeccionó sus métodos de catequesis, bautizó
incansablemente, pero también se convirtió en un promotor de los derechos de
los indios.
Los ángeles parecen tocar un huapango (Misión de Tilaco) |
Al ser involucrados en las construcciones de
los templos de las misiones, los indios aportaron muchos elementos propios de
su cultura en un llamado “barroco mexicano” (presente en varias partes del país
como fruto de la síntesis entre el catolicismo y la cultura local), pues muchos
de los templos no existían y entonces se edificaron totalmente entre 1750 y
1762.
Las cinco misiones franciscanas (Santiago de
Jalpan, San Miguel Concá, Santa María del Agua de Landa Nuestra Señora de la
Luz de Tancoyol y San Francisco de Tilaco) se convirtieron en oasis de progreso
y promoción de los derechos humanos.
En 1759, Fray Junípero es enviado a
evangelizar a los apaches en la alta California (hoy California, Estados
Unidos). Es hasta 1770 que las misiones comienzan a ser abandonadas y perdieron
mucho de su esplendor.
Hay dos errores comunes en la propagación del
Evangelio: pensar que es un tema aparte de la promoción humana (derechos
humanos, calidad de vida, mejora personal, etc.) o pensar que se le puede
reducir solamente a la mejora de las condiciones (transformar la realidad
terrena, luchar a través de las armas para vencer la injusticia, los “sacerdotes-obreros”,
las ramas más extremas de la “teología de la liberación”) y debemos entender
que ambos son extremos y, por tanto, no son lo mejor.
La auténtica evangelización conlleva mejorar
la vida espiritual y material de las personas, y eso no es exclusivamente
misión de los sacerdotes, obispos y diáconos: es misión de cada uno de nosotros.
El trabajo en el “mundo”, ir eliminando la injusticia, generar condiciones de
trabajo, vivienda, seguridad dignas son tarea de cada uno de los fieles.
El ejemplo de Fray Junípero Serra (que en un clima
adverso supo sintetizar maravillosamente estas ideas) debe motivarnos a, que
como fieles cristianos, promovamos también la mejora de vida de nuestro
entorno, comenzando, en primer lugar, en nuestra familia, para ir
influenciando, poco a poco, en los círculos sociales donde nos desenvolvamos.
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