domingo, 15 de mayo de 2011

Cadena de favores



No me refiero a la película del año 2000, en la cual un niño realiza un proyecto de ciencias sociales en la cual, si yo recibo un favor, estoy obligado a pasarlo a tres personas más y ellas a otras 3 y así sucesivamente. Me refiero a otra degradación del sentido religioso (la primera de la que hablé fue la Rosa de Guadalupe en la entrada anterior): las cadenas de oración.
Hacer oración es muy bueno, de hecho es necesario y solicitar favores a Dios por intercesión de los santos (ojo, el favor lo concede Dios, no el santo) es muy provechoso y recomendable… pero no todo es tan simple.
Voy a reproducir un fragmento de una cadena de oración, es decir, un texto que se presenta como religioso (es una oración a san Judas Tadeo) pero que en el fondo no lo es:
Saca 81 copias, y deposítalas en nueve templos católicos. Nueve copias por templo. En cada una de ellas le rezas un padre nuestro a SAN JUDAS TADEO y otro a las Almas del Purgatorio, pide por la necesidad o gracia que desees adquirir y a los nueve días se te concederá por difícil que sea. Esta cadena la envía una de las miles de personas en el mundo. Por ningún motivo debes burlarte de ella interrumpiéndola. Envíala antes de 13 días. Al presidente de Brasil las envió y no les dio importancia. A los 13 días de gano la lotería. Ezequiel Cortés lo tomó en broma, ordeno a su secretaria que las hiciera y no las envió. A los 12 días perdió su empleo. Isabel Galván las perdió y estuvo a punto de abortar.
La he visto en internet, en periódico, y la semana pasada, en el Templo a donde asisto a la misa dominical (aclaro… ya estaba en la sacristía).
La oración es sumamente importante, y de hecho, es necesaria. Parte de nuestro deber derivado del Primer Mandamiento (Amar a Dios sobre todas las cosas) es precisamente llevar esa relación personal con Él.
Los santos, son intercesores, fueron amigos de Dios en vida y ahora ya disfrutan de su presencia y gozan de su favor toda vez que en este mundo se esforzaron por obedecer su voluntad. A través de ellos podemos conseguir favores (un ejemplo bíblico: el milagro de las bodas de Canán, ahí el milagro no se le pide a Jesús directamente, sino a través de María…) y, extender la devoción hacia un santo en particular es visto como un acto de gratitud.
Sin embargo, el caso de las cadenas es un exceso, una mezcla de religiosidad, ignorancia y superstición (vaya bomba…), puesto que va más allá de lo que hasta el sentido común indica.
Comenzaré con el ejemplo anterior. Aparenta ser católica (deposítala en 9 templos católicos), te pide que reces a san Judas Tadeo (uno de los doce Apóstoles) y a las almas del purgatorio (sólo que no se reza a las almas del purgatorio… sino por ellas, pequeño detalle). Pasados nueve días, se concede el favor (siempre y cuando, obviamente, hayas hecho lo anterior), porque si no lo haces, si tienes el gran atrevimiento de interrumpir la cadena, recibirás la visita de la desgracia en persona a tu vida.
¿Qué pasa si no rezas? ¿Acaso Dios es como Zeus, esperando a que alguien no lo ame para enviarle un rayo celestial para que aprenda? ¿O hay que amarlo por miedo a ser castigado en vida por simplemente no gastar en una fotocopia o un forward?
Dios no es un castigador-vengador (y sus santos, si son sus amigos, tampoco) al que o lo amas o lo amas… por solicitar un favor no te pide a cambio que “difundas” con severas advertencias lo que ha hecho por ti… todo lo contrario. Si un favor me es concedido, el sentimiento de gratitud debe brotar de mí, ser espontáneo, y si hay algo que específicamente me pide Dios es que cambie mi vida para actuar conforme a sus mandamientos.
La verdadera devoción a un santo no está en rezar su estampita y sacarle cuantas copias quieras o reenviar un correo con ella (amenazando con desgracias si no la “compartes”), el actuar como auténtico católico va más allá: es conocer la vida del santo, sus virtudes, su pensamiento, esforzarse por imitarlo, ya que los santos no son para conceder milagros, son para ayudarnos a acercarnos más a Dios.
No pasa nada (y lo digo por experiencia personal) si interrumpes la cadena de Fátima, rompes la cadena de san Judas Tadeo, borras el mail de la Virgen de Guadalupe, no publicas en el periódico la oración a la Virgen del Carmen o te niegas a reenviar el mensaje de Dios contra el diablo o cualquier cosa similar… esa es la parte supersticiosa, es deformar la imagen de Dios, quien nos ama independientemente de cómo somos. Si en verdad quieres ser grato a sus ojos, un cambio de vida nunca viene mal.

2 comentarios:

  1. Hola toño:

    Siempre rezo. Es parte de mi vida.

    De las cadenas...no las envió, ni siquiera las que llegan al correo.

    Intento imitar a Tomas Moro...me cuesta mucho

    Saludos

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  2. Hola Manuel:

    Grandes los zapatos de Tomás Moro... un gran santo, un gran estadista, un hombre de fe, de razón, de convicciones. Su obra "Utopía" refleja su opensamiento y mucho de su vida. Es el patrono de los políticos, que ojalá por lo menos leyeran su vida y obras, que ya con eso me conformo.

    Saludos

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