A partir del jueves 28 de febrero, a las 20:00
hrs. tiempo de Roma, fue efectiva la renuncia del ahora Papa Emérito Benedicto
XVI y comenzó una etapa que conocemos como Sede
Vacante. La Sede representa donde el Obispo se sienta y enseña, y, en este
caso, se refiere a que no hay un Papa que nos enseñe y nos guíe como Pastor.
Durante este período cabe decir que no hay un “Papa
Interino” en el mismo sentido que se dice de un Presidente Interino, pues la
potestad de gobernar y enseñar sólo le corresponde al Papa que ya ha sido
elegido.
Al momento en que la sede de Roma queda
vacante (ya sea por renuncia o por fallecimiento del Papa), inmediatamente cesan
en sus cargos (son “renunciados”) los Jefes de los Dicasterios de la Curia
Romana (todos), el Secretario de Estado y otros miembros de la Curia Romana con
excepción del Camarlengo de la Santa Iglesia Romana (de quien hablaré más
adelante), el Vicario General de la Diócesis de Roma, el Arcipreste de la
Basílica Vaticana y el Penitenciario Mayor.
El Colegio de los Cardenales no pueden tomar
decisiones que solamente le competen al Papa: su principal misión es preparar
lo necesario para la elección del nuevo Papa y por tanto sólo pueden actuar en
cuestiones muy ordinarias o muy urgentes (que no puedan esperar a que el Papa decida),
pero nunca sobre aquellas que sólo le competen al Papa, como reformar las leyes
que regulan el Cónclave, o modificar las leyes que rigen la vida de la Iglesia,
ni añadir, quitar o dispensar sobre las leyes vigentes.
El colegio de los Cardenales se divide en tres
órdenes: el de los Obispos, el de los Presbíteros y el de los Diáconos. Cabe señalar
que todos los Cardenales son obispos, el Orden se refiere a la Iglesia en Roma que
se les asigna cuando son creados Cardenales.
El Cardenal Camarlengo, del cual hablábamos
antes, es el encargado de sellar las habitaciones del Papa (que podrán ser abiertas
o habitadas sólo por el nuevo Papa), destruir el anillo del Pescador (símbolo
de la autoridad de san Pedro), el sello de plomo (con el cual se autentifican
los documentos escritos por el Papa), cuidar y administrar lo bienes y derechos
económicos de la Santa Sede y administralos; ser miembro de las Congregaciones
Particulares (de las que más abajo hablo), preparar lo necesario para el
Cónclave, por citar algunos.
Una vez que la Sede ha quedado vacante, el
Decano del Colegio (que siempre es del orden de los Obispos) debe notificar a
todos los Cardenales que la Sede ha quedado vacante y que deben acudir a Roma
para la elección del nuevo Papa. A continuación se inician las Congregaciones
Generales y las Particulares.
En las Congregaciones Generales (que iniciaron
el 4 de marzo en Roma) participan todos los Cardenales (electores o no, pues
sólo los Cardenales que no hayan cumplido 80 años al momento de quedar la Sede vacante
pueden ser electores) y prestan el juramento solemne de observar todas las
normas que regulan la elección del Papa y guardar el secreto correspondiente. Además
de ello, en estas Congregaciones (que se celebran diariamente), toman además
algunas decisiones importantes, como disponer lo necesario para la veneración
del cadáver del Papa, la fecha de sus exequias, fijar la fecha del Cónclave,
aprobar los gastos necesarios y reflexionar sobre los problemas que enfrenta la
Iglesia.
Los Cardenales tienen prohibido, bajo severas
penas, hacer compromisos de voto por alguien, vetar a alguien, comprometerse a no
votar por alguien, comprometerse a algo en caso de ser elegidos, por citar
algunos casos.
En las Congregaciones Particulares, en cambio,
compuestas por el Camarlengo y tres Cardenales elegidos por sorteo, se tratan
los asuntos prácticos y de menor importancia.
Como máximo pueden pasar 20 días desde que la Sede
ha quedado vacante para que se proceda a la elección. La Sede Vacante concluye
cuando se ha elegido válidamente al Papa (y él ha aceptado).
Durante todo este período, es conveniente que
los fieles cristianos nos unamos en oración por los Cardenales, ya que sobre
ellos recae la gravísima necesidad de elegir al Papa. Ellos deben ser dóciles
al Espíritu Santo y elegir el Papa que más le conviene a la Iglesia.
Estimado lector: te invito a orar mas
intensamente en este tiempo para que los Padres Cardenales reunidos en el
Cónclave sean dóciles al Espíritu Santo y escojan al Papa que Él quiere para su
Iglesia (tomada del Misal Romano, “Para la elección del Papa”):
Señor y Pastor
eterno,
que gobiernas a tu
rebaño con incansable protección;
concede a tu
Iglesia, en tu infinita bondad,
un pastor que te
glorifique por su santidad
y que nos guíe con
vigilante y paternal solicitud.
Amén.
Adicionalmente, les sugiero visitar la
siguiente página de internet: http://www.1conclave.com/conclaveapp?_s=sYK5y4MHBruOWXkd&_k=2_AkaD99mWh2XsHT&8
Esta página fue creada por un grupo de jóvenes
brasileños con la finalidad de que los usuarios que se registren “adopten” a un
cardenal (que es asignado aleatoriamente) y ofrecerle un ramillete espiritual. Ojalá
que también decidas participar en la elección del Papa orando por uno de los
Cardenales, para que escuchen con claridad la voz de Dios.
En la siguiente entrada hablaré sobre el
Cócnlave.
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