Voy a colocar cuatro fragmentos del evangelio de Judas. Sugiero poner atención en las palabras subrayadas o en negrita:
«A sabiendas de que Judas estaba reflexionando sobre algo, pues estaba exaltado, Jesús le dijo, “Aléjate de los demás y te diré los misterios del reino. Es posible para ti alcanzarlos, pero tu agravarás el gran pacto para cualquier otro que te remplace, en orden de los 12 discípulos vendrá a ellos la complementación con su dios».«Ninguna persona de nacimiento mortal es digna de entrar a la casa que has visto, para ese lugar se reserva a lo sagrado (santo), Ni el Sol ni la Luna regirá ahí, ni el día, sino lo santo morará ahí siempre, en la región eterna con los ángeles santos, observa lo que te he explicado los misterios del Reino»«Yo te enseñaré acerca (de secretos) que ninguna persona (ha ) visto antes. Por ellos existe una gran e ilimitado Reino, cuya extensión ninguna generación de ángeles ha visto, (en la cual) existe un gran espíritu invisible que ninguno ojo de un ángel ha visto antes, ni el pensamiento del corazón nunca ha comprendido, y nunca fue llamado por ningún nombre»«Entonces Saklas le dijo a los ángeles, “Creemos (de crear) un ser humano a imagen y semejanza”. Ellos dieron figura a Adán y su esposa Eva, quien es llamada en la Nube, Zoe por este nombre todas las generaciones buscarán al hombre, y cada uno de ellos llamará a la mujer por esos nombres»
Las palabras “misterios” y “secretos” son repetitivas, pues son elementos fundamentales del gnosticismo: como es el conocimiento lo que salva, quienes no han sido considerados dignos simplemente no tienen acceso a ese conocimiento, convirtiéndose en eso: secretos y misterios, pero no en el sentido de algo que es imposible de comprender totalmente, sino en el de algo que es inalcanzable para todos.
De esta forma, Judas se convierte en el depositario de la revelación y, los demás que adoran a su dios (los otros apóstoles) terminarán por rechazarlo porque en ellos no existe la semilla del conocimiento ni tampoco el origen “divino” que ha predestinado a Judas: “Ninguna persona de nacimiento mortal es digna de entrar a la casa que has visto, para ese lugar se reserva a lo sagrado”.
Hay una cierta oposición entre el dios de los apóstoles y Jesús mismo (él se refiere al otro como “su” dios en minúscula, nunca como Dios, mi Padre, etc.): hay dualidad, discontinuidad entre el Dios del Antiguo Testamento (que es malo, según el gnosticismo) y el del Nuevo, que ha enviado a Jesús. De hecho se menciona a Saklas, los ángeles, Nube, Zoe, que no son otra cosa sino formas de llamarle a diversos dioses que forman parte de la teología gnóstica. Al final, no es un Dios Uno y Trino, sino un conglomerado de muchos dioses que se van generando entre sí y que muchas veces son antagónicos.
El gran peligro que representó este movimiento (y digo gran porque en verdad tuvo mucho “pegue” en su época) era que limitaba por un lado el acceso a la salvación: Cristo no murió por todos los hombres, sino solamente por aquellos elegidos (Por ellos existe una gran e ilimitado Reino…). ¿Y Los demás? Gracias por participar, pero no fueron elegidos por Dios, no tienen ese “rastro” divino que los hace ser llamados a profundizar en los misterios de Dios.
Al final, nos queda la imagen de un Dios o más bien, de muchos dioses que han intervenido a lo largo de la historia (unos creando el cielo, otros a los hombres, otros enviando a los profetas, otro viniendo a salvar el mundo y otro el que regirá al final), es decir, un politeísmo velado (pues cada dios incluso puede estar “peleado” con los demás) al que sólo unos cuantos podrán acceder. ¿No es acaso más restrictivo esto que el supuesto “control” ejercido por la jerarquía según lo escrito por National Geographic?