lunes, 7 de febrero de 2011

Cada estilo es un mundo


El primer libro que leí de Gabriel García Márquez no fue “Cien Años de Soledad”, sino “El otoño del patriarca”, que pertenece al realismo mágico, género literario que mezcla de forma admirable y verosímil elementos mágicos y fantásticos con elementos de la realidad. La novela trata de un dictador sudamericano (sin aludir a ningún gobernante actual… la novela se publicó en 1975) que incluso ha vendido el mar a los extranjeros, por lo que de la noche a la mañana, su país se quedó sin litoral, pues se llevaron (literalmente) el mar. Este hecho en la novela se pinta como “real”, aún cuando sabemos que físicamente no sería posible.
Para la gran mayoría de nosotros es obvio que cuando leemos El Señor de los Anillos, Cien Años de Soledad, las Crónicas de Narnia, el Código Da Vinci y muchos etcéteras, nos encontramos ante libros fantasiosos, de ficción, cuyo género literario (épico, realismo mágico, novela policiaca) implica que no puedan ser leídos (e interpretados) de la misma forma que un libro de texto por ejemplo, o de poesía, o novela histórica.
Cada género literario tiene tres elementos que lo hacen diferente de los demás: un tema (ordinariamente la fábula busca una enseñanza), una estructura (la poesía usa rima, ritmo, métrica, etc.) y un estilo propio (ciertas formas de expresión, como las metáforas).
¿Esto también sucede con la Biblia? ¿Todos los libros son del mismo género literario? ¿Se deben leer del mismo modo?
Hay numerosos estilos literarios dentro de la Biblia, lo que hace aún más compleja la interpretación y actualización del mensaje. Los más importantes son:

1. Mítico.
Mito no se considera “falso”, sino que busca responder a interrogantes profundas del hombre (el origen del mundo, de sí mismo, etc.) y se caracteriza por usar un lenguaje simbólico.
Ejemplo claro son los relatos de la creación (sí, en plural, porque hay dos en el libro del Génesis), del pecado original y la torre de Babel. Lo importante del mito no es la historia (es el elemento simbólico), sino el mensaje que transmite: todo ha sido creado por Dios, el hombre lo desobedeció, etc.


2. Evangélico.
San Juan Evangelista
Podemos pensar que el Evangelio es la “biografía” de Jesús, pero no es así. Es la transmisión del mensaje que Él vino a darnos (Evangelio en griego significa buena noticia). Por esa razón, muchos datos biográficos se omiten y lo importante es el mensaje (el Reino de Dios ha llegado, y todo lo que ello implica) y la figura del Jesucristo (Jesús es el Cristo, Hijo de Dios y Salvador).
Los evangelios son el testimonio de quienes lo vieron y lo oyeron, por eso no hay un Evangelio escrito por Jesús y buscan transmitirnos sus enseñanzas, no su biografía. Cada uno de los evangelistas tiene su visión, su público y su estructura definida, por eso hay diferencias entre ellos. Por ejemplo, Juan le escribe (alrededor del año 100) a una comunidad ya madura en su fe, en tanto que Marcos pone por escrito la predicación que escuchó a san Pedro en forma de evangelización fundamental.

3. Histórico.
Aquí hay que ponerle entre comillas, paréntesis y muchas anotaciones, pues no se trata de historia en el sentido riguroso del término (investigación, fuentes, hechos concretos, datos…).
En ellos se narran acontecimientos pasados, donde lo importante no es la precisión histórica, sino el hecho de que en medio de la vida diaria Dios se hace presente y actúa a favor de todos los hombres. El error consiste en tomarlos como una crónica de los acontecimientos.
En el caso de los Hechos de los Apóstoles, narra los primeros pasos de la comunidad cristiana y cómo eran capaces de descubrir la mano de Dios en cada acontecimiento.

4. Legal o Jurídico.
Dicta normas, preceptos, leyes, como el Levítico y el Deuteronomio. Debe entenderse en el contexto histórico, social y cultural en el que fue escrito.

5. Epistolar.
Son cartas y epístolas (bíblicamente la primera se dirige a una comunidad y la segunda a una persona en específico) escritas con la finalidad de transmitir una enseñanza y profundizar en la fe de los destinatarios. Ordinariamente tiene una parte dirigida a resolver una problemática muy específica de la comunidad.

6. Profético.
El profeta Miqueas
El profeta habla en nombre d<e Dios (con su autoridad) y gira en torno a dos verbos: anunciar y denunciar.
Anuncia que viene la salvación, que Dios ama a su pueblo, que Él es fiel a sus promesas y que ama al hombre, que enviará a su Mesías a rescatarnos.
Denuncia la opresión, la injustica, el pecado, lo que ofende y aparta de Dios, y confronta al hombre para que cambie su conducta, “enderece” sus caminos y regrese a Dios. Ordinariamente el profeta usará su propia vida (o elementos de ella), visiones e imágenes para ilustrar su predicación.
Se mueve en dos dimensiones del tiempo: le recuerda al pueblo que tiene una promesa de Dios (que vendrá Él a salvarlo, es dimensión futura) pero que para ello necesita desde ya prepararse para recibir esa salvación (dimensión presente): en resumen, “si quieres salvarte, cambia tu vida”.

7. Sapiencial.
A este género pertenecen el libro de la Sabiduría, Job, Eclesiastés, Eclesiástico, Proverbios, y guían a la persona para que adquiera virtudes religiosas partiendo de la reflexión sobre lo cotidiano. Es la sabiduría del pueblo.

8. Novela didáctica.
Son narraciones que, más que perfilar la biografía de una persona, buscan transmitir una enseñanza religiosa basándose en la figura de una persona. Por ejemplo, Ester, Tobías y Jonás.
¿Jonás fue tragado por una ballena? El objetivo del libro no es disertar sobre los cetáceos del mar Mediterráneo, sino sobre la importancia de la conversión y del amor que Dios tiene a todos los hombres: recordemos que la misión que Jonás tenía era anunciar a los paganos de Nínive que si no se arrepentían, iban a ser destruidos.


9. Apocalítptico.
Este género lo dejé para el último porque es el más incomprendido, malinterpretado y más manipulado de todos. Me explico. Lo que el Apocalipsis busca no es engendrar miedo ante el fin del mundo caracterizado por una destrucción masiva y señalas prodigiosas, sino algo mucho más simple y noble: dar confianza a los creyentes, reavivar la esperanza de que pase lo que pase, Dios siempre triunfa sobre el mal.
Entonces, ¿No es el checklist de lo que sucederá al final de los tiempos? Me temo que no. El género apocalíptico es el más simbólico de todos y su lectura e interpretación requieren de mucho estudio, pues tal parece que proliferan (en cada generación) gente que afirma que el fin del mundo es inminente porque las señales del Apocalipsis están cerca. Prometo abundar más sobre este tema en futuros blogs.

Para concluir esta larga entrada, quiero decirles que un mismo libro puede tener géneros literarios mezclados. Además de los obvios (Génesis y los Evangelios), por ejemplo el libro de Daniel tiene pasajes proféticos, apocalípticos, históricos y sapienciales mezclados. De esta forma, interpretar el libro como un todo requiere un análisis más profundo.

1 comentario:

  1. Un gran desglose de los estilos literarios de la biblia toño.

    Hay de todo en la Biblia desde mitología hasta apocalipsis.Con una estructura narrativa correcta.
    Saludos

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