martes, 17 de noviembre de 2015

Todos somos nazarenos


La solidaridad, la empatía, la tolerancia y encontrar puntos comunes entre las personas (en vez de resaltar las diferencias), son las mejores armas contra la intolerancia y el fanatismo. Quisiera, en esta entrada, hablar brevemente acerca de la situación apremiante que vive la cristiandad por la opresión del Estado Islámico.
No me refiero a los lamentables sucesos del viernes pasado (los atentados terroristas que según cifras oficiales cobraron 129 vidas en París, Francia), ni a la respuesta armada de Francia ante esto, sino al sistemático asesinato de cristianos (católicos y ortodoxos principalmente) en la zona de Irak, Siria y Líbano (no olvidemos que el ISIS está presente también en África y Asia), territorio de arraigada tradición cristiana: 
  • San Pablo se convirtió en Damasco
  • A los cristianos se nos comenzó a llamar así en Antioquía (Hch 11,26)
  • Siria fue evangelizada por san Pablo y san Bernabé
  • En Antioquía de Siria es donde se gestan los inicios del "Concilio de Jerusalén" (sobre si los cristianos debíamos someternos a la ley de Moisés, Hch 15,1-35).
  • Se cree que el evangelio según san Mateo fue redactado en Antioquía.
  • Antioquía de Siria fue sede de unos de los grandes Patriarcados de la Iglesia Primitiva.
  • Uno de los grandes Padres Apostólicos tuvo su sede en Siria (san Ignacio de Antioquía, obispo que escribió siete bellas cartas llenas de profundidad teológica y que fue martirizado en el Coliseo devorado por los leones por orden de Trajano alrededor del año 110).
  • También de esta región fue el diácono san Efrén, Padre y Doctor de la Iglesia (muerto en el 373, conocido como el arpa del Espíritu Santo).
  • Es la sede de ritos tan antiguos como valiosos: antioqueno, siríaco, maronita,  caldeo, copto, por citar algunos.
  • Es cuna de grandes santos como los ya citados san Ignacio de Antioquía y san Efrén, san Charbel Makhouf, san Marciano de Siria, san Isaac el sirio (conocido también como san Isaac de Nínive).
  • Siempre ha sido tierra de numerosos mártires, pues a lo largo de las diversas invasiones, frecuentemente los cristianos han sido perseguidos y martirizados (tal vez la última gran matanza ocurrió durante la Primera Guerra Mundial).
San Ignacio de Antioquía
Hoy en día, los cristianos sirios sufren persecución y muerte derivados de su fe en Cristo. Dado que la ONU define al genocidio como actos "perpetrados con la intención de destruir, total o parcialmente a un grupo nacional, étnico, racial o religioso, como tal", con todo derecho podemos clasificar a esta persecución con todas las letras: es un genocidio (hay una petición al respecto). 
Independientemente de las motivaciones económicas y políticas que este movimiento persigue (no es el punto a tratar), su intención es aplicar una interpretación radical del islamismo. No representa ni lejanamente a todos los musulmanes, por lo que no es correcto confundirlos. 
He intentado localizar cifras acerca del número de civiles muertos y desplazados, pero tal parece que los organismos internacionales no están interesados en ello (ONU, Amnistía Internacional, por citar algunos, no tienen cifras disponibles).  Es un hecho también que realizar un cálculo es sumamente difícil (la dispersión de la población, la falta de un censo de víctimas, etc.). Los datos que pude encontrar son que en el año pasado alrededor de 94,00 civiles fueron muertos en Irak y 1.8 millones fueron desplazados; en tanto que en Siria (hasta abril 2014), alrededor de 191,000 civiles habían muerto. Un estudio de BBC indica que tan sólo 5,000 personas murieron en noviembre de 2014 (un promedio de 7 muertos por hora).
En Mosul, Irak, ya no hay cristianos. El ISIS persiguió, expulsó, convirtió o ejecutó a la minoría caldea (católicos y ortodoxos) presente. Marcaba sus puertas con una letra árabe, la “nu” (n) de “nazareno”, para identificarlos y darles a escoger entre conversión, huía o martirio. En Irak, los musulmanes (sí, musulmanes), fueron más allá de una publicación en redes sociales: en sus casas escribieron también esa letra, como apoyo a los cristianos (arriesgaron la vida con ello), pues, como lo indiqué, el ISIS no representa el sentir de la mayoría musulmana. Derivado lo anterior, en redes sociales algunas personas comenzamos a cambiar nuestra foto de perfil por la “nu” como denuncia del genocidio y apoyo a los cristianos perseguidos, pero hubo poca participación (supongo que más por desinformación que por desinterés).
El pasado mes de abril, en España, se celebró un Congreso llamado “Todos somos nazarenos”, con el siguiente manifiesto:
  • Condenamos todo recurso a la violencia y a la guerra en nombre de Dios o de la religión.
  • Denunciamos la actividad criminal de estos grupos yihadistas, que utilizando la excusa de la religión, atentan contra los derechos humanos, violan, asesinan y torturan a las minorías religiosas del Próximo Oriente, aniquilan sus vidas y sus propiedades, y cercenan la libertad religiosa de todos, cristianos y musulmanes.
  • Animamos a los Gobiernos de los países donde actúan a combatir el terrorismo con energía y decisión y reclamamos a la comunidad internacional que colabore de manera urgente en este combate.
  • Condenamos la pasividad de los Gobiernos occidentales y de muchas otras autoridades de estos países. Denunciamos indignados la indiferencia de tantas instituciones.
  • Exigimos a la Comisión y al Parlamento europeo, a la Organización de Estados Americanos y a Naciones Unidas pronunciamientos claros y rotundos y propuestas de medidas concretas, rápidas y efectivas para combatir los crímenes de estos grupos terroristas y para acoger a sus víctimas.
  • Reclamamos de los responsables de los medios de comunicación y agencias de información una información veraz y objetiva: las víctimas de la persecución religiosa lo son por causa de su religión, y no por otras circunstancias. Pedimos que no se oculte esta información, fundamental para entender este genocidio, y que se transmita sin ocultarla ni minusvalorarla.
  • Pedimos a la Liga Árabe un pronunciamiento claro de condena de todas las acciones violentas basadas en la religión y la condena rotunda de los actos criminales de los grupos terroristas mencionados.
  • Nos comprometemos a apoyar a quienes sufren persecución y a prestarles nuestra voz para ayudarles a superar la injusta situación en la que viven.
  • Nos comprometemos a trabajar para combatir en cualquier lugar del mundo el crimen de lesa humanidad que supone cualquier genocidio religioso.
  • Y rezamos por las víctimas de la persecución, por los nuevos mártires, en todo el mundo, y para que cese el terrorismo yihadista y quienes lo practican abran los ojos al mal que están causando.

El silencio, la indiferencia y la desinformación son preocupantes. Ninguna víctima, independientemente de su nacionalidad, religión, color de piel, etc., puede ser considerada más valiosa que otra (si piensas eso, creo que tienes un problema de discriminación). El jueves 12 de noviembre (un día antes que los atentados en París), hubo dos atentados en Beirut, Líbano, que cobraron la vida de 41 personas y dejaron 200 heridos… pero la cobertura mediática, los filtros y los hashtag se los llevó Francia. No digo que no apoyemos a los franceses, ni que no debamos apoyar a nadie. No se me malinterprete. Digo que, al menos los medios de comunicación, “discriminan” las noticias dándole mayor difusión a una más que a otra.
Hace unos momentos, platiqué con alguien que vive en París. El terror, el miedo, la impotencia, el coraje y el dolor que se respira es muy grande. Es todo lo que el terrorismo quiere ocasionar. Un pueblo con voluntad doblegada es un pueblo débil. Nunca, y en ningún momento, se justifica la violencia, y menos contra una población civil, que es inocente. 
Los tristes atentados en París son sólo la punta del iceberg. El sufrimiento innegable de los parisinos es el pan cotidiano de la población civil de Siria, Líbano, Irak, Afganistán, Pakistán, Nigeria, por citar algunos países. Ninguno de ellos recibe apoyo, atención suficiente de la comunidad internacional. No se trata de enviar “tanques y aviones”, sino de plantear soluciones serias, permanentes, ayuda humanitaria, establecimiento de refugios, aceptar refugiados (hubo una campaña en redes sociales contra la aceptación de refugiados sirios).
Reflexiona amable lector (sólo estoy calificado para juzgarme a mí mismo) sobre lo anterior que he dicho. ¿Conocías el genocidio cristiano? ¿Has orado por ellos? ¿Estás consciente que orar es más que poner un #PrayForXXX de foto de perfil o de hashtag? ¿Cómo combates la intolerancia en tu entorno? ¿Eres tu mismo intolerante? ¿Consideras a unas víctimas más valiosas que otras en razón de su geografía? ¿Eres de los que piensan que “en Siria y Líbano ya están acostumbrados pero en París no”?
Te invito a que después de hacer tu examen de conciencia ante el Señor, tomes las acciones que creas convenientes. Todos somos nazarenos significa que todos, seamos franceses, sirios, libaneses, norteamericanos, británicos o nigerianos, todos, absolutamente todos (incluyendo los no cristianos), somos personas, tan valiosas ante los ojos de Dios, que merecimos el sacrificio de su Único Hijo para redimirnos. Hemos sido comprados con su sangre, por eso, todos somos Nazarenos.


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